miércoles, 12 de agosto de 2009

Soriano y los gatos.


Un mundo habitado de felinos

Como si su pasión hubiera estado predestinada, Soriano significa en algunos dialectos italianos, “gato”. Todos los escritores con corazón tienen uno que los sigue y los protege, y quizá el de Osvaldo Soriano haya cumplido además, con la responsabilidad de corregir sus novelas y transformarlo a él mismo en un felino supersticioso y noctámbulo.

La hermandad de Soriano con los gatos se manifestó desde un principio en los hábitos del escritor. La noche significó para él un espacio de creación y soledad, un momento de misterio que sólo era habitado por los felinos. La escritura se extendía hasta la madrugada, y sólo era interrumpida cuando un gato le avisaba que la tarea estaba terminada acomodándose entre su máquina de escribir o maullando desde el ventanal. Uno negro de mirada fija y contundente llevó la solución a su primera novela "Triste, Solitario, y Final" en 1973. Otro lo acompañó en sus viajes cuando en 1976, Soriano se exilió a Bélgica primero y a Francia después, para recluirse de la dictadura militar que lo expulsó del diario La Opinión, donde trabajó periodista.

El destierro lo alejó de su patria, de su equipo de fútbol, de su vida cotidiana; pero paradójicamente lo acercó a sus afectos más fieles. En Francia conoció a la mujer de la que se enamoró, Catherine Brucher, y allí también se encontró con escritores amigos que saborearon la nostalgia y el dolor de lo lejano. Uno era Osvaldo Bayer, y el otro Julio Cortázar.

Por superstición literaria, o por necesidad autobiográfica, los gatos aparecen en todas las novelas de Osvaldo Soriano, en toda su vida. Negros, rojos, dantescos, azulados, callejeros, orejudos, los felinos se convirtieron en musas de creación: "Siempre que uno rescata una historia, hay un gato adentro".

Pero quizá la metamorfosis haya sido más profunda, y Soriano se haya convertido finalmente en un gato gordo y sensible, eterno. "Soy uno de ellos, perezoso y distante, aunque no sé si aprendí la sutileza de la especie. Los gatos han sido muy importantes para mí, o yo para ellos".

Para el que crea en supersticiones, aún le quedan seis vidas.

Pilar Molina

2 comentarios:

  1. Muy buen blog. Ya lo puse entre mis favoritos. Me he leido todo lo que he encontrado de Soriano. Y siempre quiero mas.
    No lo abandones.
    Ulises de La Plata

    ResponderBorrar
  2. Gracias Ulises...nombre de viajero impenitente...tu blog te hace honor.
    Afectuoso saludo

    ResponderBorrar

Pon lo que quieras pero sin insultar porque si no te mando a cantarle a Gardel.